Entrevista a Camila Barrientos Ossio

Por David Mamani

1. Has desarrollado tu aprendizaje académico entre Bolivia y EEUU, comenta brevemente este proceso.

Empecé mis estudios en el Instituto Laredo en Cochabamba, bajo la instrucción del trompetista americano Edward Wolf, que ahora reside en Sta. Cruz. A una edad temprana se me dio la oportunidad de estudiar música a un nivel bastante alto, así que a los 14 me fui a estudiar a la Academia de Artes Interlochen, que básicamente funciona como un internado para jóvenes artistas de entre 14 y 18 años en Estados Unidos, Michigan. A los 18 me mudé a Nueva York para empezar mi licenciatura en Música con especialidad en clarinete en Manhattan School of Music y estudiar con Mark Nuccio, clarinetista de la Filarmonica de Nueva York. Es en esta misma institución donde continuaré mis estudios de post-grado.

2. Tu carrera destaca como músico de sesión de estudio y concierto, ¿cuál es tu mayor satisfacción?

Disfruto mucho del estudio constante, la disciplina y la demanda creativa de ser un músico erudito, aun así creo que muy pocas experiencias se acercan a la emoción de tocar y compartir algo tan personal como la música, ya sea esto entre ejecutantes o como ejecutante en frente de una audiencia.

3. Actualmente ejerces la docencia en el marco del programa Young at Arts en Bronxville, New York. ¿Cómo vives esta experiencia y cómo se dió el acceso al programa?

Young at Arts es un programa en los suburbios de Nueva York que ofrece educación artística a niños de entre 3 y 18 años, abarca artes teatrales, danza e instrucción musical. Lo verdaderamente especial de este programa es que debido a las grandes contribuciones que recibe funciona casi gratuitamente, poniendo a disposición instrucción de alto nivel a niños de diversos recursos económicos, por lo cual tenemos un alumnado muy variado y comprometido con el programa.
Inicialmente entré como parte de la orquesta para una producción de ópera que tuvieron. De ahí me ofrecieron la posición de docente. Actualmente estoy a cargo de dar clases privadas de clarinete, dirigir una pequeña orquesta juvenil, y estoy empezando a dar clases de estimulación temprana musical.

4. Eres co-fundadora de la iniciativa artística “Le Trouppe Fantastique”. ¿En qué consiste dicho emprendimiento?

“Le Trouppe Fantastique” es una iniciativa literaria-musical dedicada a una audiencia joven de limitada exposición al arte. La idea nace un poco de la necesidad que vemos de llevar una producción artística elementalmente musical de alto nivel no solo en ejecución sino también en contenido, a audiencias que no siempre tienen acceso a tal. Bryan Reeder, compositor y pianista de jazz amigo mío que admiro mucho, se unió a la idea y así creamos nuestra primera producción “Flora y el Clarinete Mágico” dedicada a una audiencia de niños. Yo escribí la historia y el compuso la música, lo que resultó en una obra para narrador, clarinete y piano al estilo de Stravinsky en “La Historia del Soldado”. Aunque todavía el proyecto está en pañales, y nuestro presupuesto es algo limitado, este agosto se llevarán a cabo nuestras primeras presentaciones en diferentes escuelas y centros culturales en Cochabamba y las afueras.

5. En cuanto al repertorio musical, ¿tienes alguna preferencia a la hora de ejecutar jazz, clásico o barraco?

Mi concentración es el repertorio clásico y también tengo bastante experiencia con música contemporánea. La música barroca no se aplica tanto al clarinete ya que el clarinete se hizo estándar recién en el período clásico, claro que hay muchos arreglos de partitas y otras cosas que si toco a menudo. El jazz disfruto mucho escuchando.

6. ¿Cuáles son sus expectativas sobre su próxima visita a Bolivia para participar en el Primer Encuentro Internacional de Saxofonistas y Clarinetistas?

Estoy muy emocionada. Desde que Sarah me escribió contándome del encuentro que estaba organizando me di cuenta que era algo que no me podía perder. A mi parecer, este tipo de eventos donde la gente puede reunirse y abiertamente compartir sus conocimientos y su música no suceden con la frecuencia necesaria, especialmente en Bolivia, donde más necesitamos compartir nuestros conocimientos.